B I B L I O T E C A I N F A N T I L

B A R R I O D E X O C H I M I L C O , O A X . 2 0 0 5


La biblioteca infantil es una mujer que cuida y comparte la memoria, es una madre fecunda que nos muestra infinidad de miradas. Nos acompaña con sus letras para el resto de nuestras vidas. La obra se concibió moldeando las curvas de su cuerpo a los ejes de los árboles de ciruela, anfitriones del espacio. Su rostro es como un libro abierto y en su piel se pueden descubrir miles de fósiles de hojas.

La entrada nos recibe con su fuente-vientre, dónde quedaron para siempre las huellas de todos y cada uno de los artesanos junto a las de Alfredo, Isabel y Santiago, por quienes fue creada la obra. Dejamos oculto, como un símbolo, el secreto infinito del agua, que sólo dos días al año es revelado por el sol:

“el amor es el agua. Va viene flota vuela se evapora esta con todos y para todos en animales, en plantas en ti en mí, sabemos su secreto somos su secreto. No podemos vivir sin el agua porque somos ella …la llevamos dentro… memoria de todos los tiempos…por ello los libros como mágicos espejos nos lo recuerdan”.

Siguiendo las curvas entramos a las salas de lectura y finas porcelanas con textura de Luna flanquean el umbral. Cientos de dibujos colocados en el plafón son testimonio del imaginario de los niños que los crearon. Las ventanas son los ojos de las salas, tienen pestañas y cejas, dejan pasar la luz, mientras protegen su interior de los rayos directos del sol.

El maestro Toledo hizo unos sapos juguetones. Christian Thornton hizo un nido de hormigas de vidrio soplado. Adán Paredes construyó una estela con signos de las culturas que han encontrado a lo largo de la historia. José Luis García con el mural de tierras en el vestíbulo nos recibe con los colores maravillosos de las regiones de Oaxaca y México.